viernes, 28 de marzo de 2014

Gestación de un contra-poder de economía social

El medio para realizar la Gran Transición hacia una nueva economía y una nueva sociedad será, al final, político. Una coalición de partidos o candidaturas parlamentarias tendrán que ganar unas elecciones en cada país para que los supuestos de la Gran Transición sean convertidos en ley con plena legitimidad democrática.

Es posible que la Gran Transición venga precedida de Pequeñas Transiciones con objetivos más modestos, objetivos que pongan en cuestión los aspectos más sangrantes y dramáticos de los efectos del neoliberalismo.

Un ejemplo reciente lo tenemos en el programa electoral de SYRIZA en Grecia. Darán lugar a situaciones necesariamente inestables, precipitando la necesidad de evolucionar hacia la Gran Transición. No nos queremos entretener en este artículo en ese proceso.

En la mayoría de los países, la Gran Transición requerirá un cambio constitucional.

En Europa, el proceso difícilmente escapará a una dimensión transnacional. Esas complejidades no las discutimos en este artículo.

Habrá que formular un referéndum y ganarlo (ver %ATTAC Spain Rubén Martínez Dalmau - La Revolución Democrática). En España, cada vez más movimientos han iniciado el camino hacia una tal formulación. Democracia 4.0, Unidad Cívica por la República, el movimiento de los municipios que exigen un Proceso Constituyente hacia la Tercera República, el Gobierno de la Republica, Asambleas Ciudadanas Constituyentes, #Constituyentes, las referencias constitucionales de la Economía del Bien Común, La Carta de los Comunes, son todos brotes de un proceso de pensamiento colectivo hacia una enunciación sistemática de una alternativa al sistema.

El grado de madurez de la formulación alternativa está todavía verde. Las elites de pensamiento crítico independiente en España han hecho una muy meritoria labor didáctica de crítica y explicación de los peores síntomas de la crisis global, han formulado algunas “alternativas”, que sin duda supondrían un alivio muy importante, momentáneo, de los síntomas.

Pero han estado poco fértiles en proponer una curación radical. La ortodoxia marxista (The New Left Review), aparte de transposiciones de los principios al análisis de la situación actual, mayormente para reafirmar, que como las leyes de Newton, el análisis sigue siendo válido, no ha estado tampoco muy creativa.

Hay que buscar en nuevos bancos de ideas para encontrar avances hacia propuestas con unos fundamentos alternativos, como en la New Economics Foundation, la P2P Foundation, ECON4, o en las propuestas antiglobalización, sobre todo desde Latinoamérica.

Es más, toda la atención se la lleva el casino financiero. La atención se centra en las crisis de las burbujas menores, como la inmobiliaria. Hay cierta ceguera hacia el gran globo de los casi 1000 trillones de dólares de los productos derivados (Derivatives: the unregulated global casino for banks). Pero hay otro apocalipsis que se acerca a gran velocidad. A partir de 2020 se empezara a sentir la escasez del petróleo. En un mundo en crisis financiera, con una baja inversión en Energías Renovables, el efecto será una colosal escasez de energía (ver El Fin del Mundo). Veremos los primeros efectos significativos del calentamiento global, y quizás algún primer desastre en zonas urbanas costeras, de la magnitud de la inundación de los Países Bajos en 1953. Los límites del expolio de la naturaleza se empezaran a sentir.

Es por ello que tomará algún tiempo para que el actual movimiento de "Indignados", o movimientos similares, den a luz un partido estructurado, o una unión electoral, con una visión consistente, y que lo empuje hasta la victoria parlamentaria. Cuanto más se tarde en crear un movimiento en torno a una ideología común, mas fuerzas se desgastarán en protestas de resistencia que no se pueden capitalizar en nada.

La composición social de la protesta va a cambiar. De un perfil medio de jóvenes con buen nivel de educación, que cuentan con apoyo social, de la primera ola de manifestantes, de una juventud que ha perdido el futuro, pero tiene los medios para sobrevivir, el centro de gravedad de las protestas se moverá hacia las víctimas más graves de la crisis, los más pobres, los menos educados, a los desempleados mayores sin esperanza, a las familias sin un solo empleo, sin ingresos, sin apoyo, sin cobijo, a familias en que los niños pueden sufrir de hambre. En Grecia, muchos niños solo comen en el colegio. Aquí, ya están recortando los comedores escolares por la que va a venir. Pasamos de "indignados" a "desesperados".

Tenemos a la vuelta de la esquina un Tsunami de desesperados sin prestaciones. La primera oleada de desempleados con prestaciones agotadas ha sido amortiguada por la economía sumergida y la economía familiar. Se nos viene encima un tsunami de entre 1 a 2 millones de parados sin prestaciones y sin colchón social. Muy pronto, empezaremos a ver en España las escenas que se están viendo en Grecia (Grecia, de la desesperación, a la acción solidaria).

Esto va a suponer una sacudida brutal a todos los planteamientos del movimiento. La frase de los mineros en 2012 de “nosotros no somos el 15M”, es una frase que nos debe hacer meditar en profundidad, y un anuncio de lo que está por venir. No es ni mucho menos una balandronada.

Cuando la desesperación alcance a millones de personas arrojadas a la miseria, el movimiento tendrá muy difícil mantenerse pacífico. El ejemplo de un desempleado desesperado llamando a una radio española (Luis del Olmo escucha un oyente desesperado por la crisis), representará en breve el estado de ánimo millones de personas. Los disturbios que hemos visto en Grecia (Greece riots: Athens burns, police fire tear gas as violence flares up), se pueden quedar pálidos con lo que puede suceder aquí.

Los desesperados son un flanco fácil para las tácticas de la creación de guerras entre los pobres: los inmigrantes en contra de los nativos, los varones en contra de la mujer, musulmanes y cristianos, empleados y desempleados, los trabajos limpios y trabajos contaminantes. Son una llama fácil ante provocaciones.

Hemos visto cómo la degradación social viene junto con la participación en las mafias de la droga y el robo. Fácilmente se deslizaran al margen de la ley para encontrar los medios de supervivencia, incurriendo en una incriminación sistemática que los incapacite en sus derechos cívicos en forma individual o colectiva.

Esta explosión inevitable en términos violentos, o en medios de supervivencia fuera de la ley, pone en riesgo la legitimidad del movimiento, hace que sea mucho más vulnerable a la propaganda y la represión, y hará el avance hacia el Parlamento mucho más difícil. En presencia de la violencia, los votos de muchas capas del 99% se volverán hacia los socialdemócratas e incluso la derecha.

Para estos desesperados, el debate político ocupa el segundo lugar. Un nivel más bajo educativo facilita también reacciones más primitivas. Primero vienen las soluciones de hoy. Comer hoy, mañana Dios dirá. Si hoy no hay pan, lo que queda es expresar la rabia, saltarse la ley, suicidarse.

El movimiento no puede crecer y consolidarse poniendo por escrito los cambios que tendrían que ser aplicados por las autoridades, como un movimiento de protesta exigiendo a las autoridades a hacer los cambios, con la esperanza de convencer a la mayoría a votar un tal programa electoral. Esto puede ayudar en la creación de un consenso en torno a un número limitado de propuestas, una especie de proyecto de programa de gobierno. Pero difícilmente se convertirá en masivo, mucho menos en presencia de inestabilidad, delincuencia o violencia. El riesgo es luchar olvidando los desesperados.

Cuando el número de desesperados en la miseria alcance millones, hay pocas esperanzas de que el movimiento puede crecer lo suficientemente grande, fuerte y consistente, y ser capaz de pasar el pantano de todas las trampas de los partidos de izquierda tradicionales, hasta llegar a una representación parlamentaria suficiente, en forma pacífica. Mucho antes, los dueños de los casinos financieros arrojarán grandes cantidades de dinero e influencia en la provocación y en los movimientos fascistas. Las expresiones de ira de los desesperados proporcionaran la excusa. El resurgir del fascismo en Grecia y Francia es la trompeta que anuncia una repetición del camino hacia el III Reich. Como último recurso, los llamados gobiernos democráticos se encargaran de dar cobertura legal al terror de masas.

Como en Grecia, las clases medias expropiadas en procesos como las preferentes son el caldo de cultivo ideal para movimientos fascistas y alternativas de extrema derecha.

Dejar a instituciones cercanas al pensamiento nacional-católico el auxilio de los desesperados es apostar por ver desfilar a los más desposeídos por la Castellana uniformados de fascistas, antes de que les recluten como carne de cañón para la siguiente guerra.

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